jueves, 2 de julio de 2009

Pitingo.


Otra vez le fui a ver, con Aída, pues no podía ser de otro modo. Y otra vez disfrutamos de un espectáculo memorable.Ha sido todo un descubrimiento; Pitingo.
Esta vez en el Teatro Tívoli y en primera fila, viendo hasta sus gotas de sudor. Y es que se entrega de una manera que hace sudar hasta al público.
Además de ser un artistazo, se le ve un tío sencillo, humilde, y campechano, y eso le hace ganar puntos.
El espectáculo era básicamente el mismo que vimos en el Coliseum hace unos meses. Creo que en aquella ocasión la gente se entregó más. Aún así, la actuación acabó con el público ante el escenario coreando y bailando. Grandioso.
No os lo perdáis si tenéis ocasión.

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