lunes, 19 de mayo de 2008

Acción y reacción.


Como siempre, son aquellos planes no "planeados" los que mejor salen siempre.
Esta tarde he disfrutado de un concierto en el Palau de la Música, acompañado por María y Arié.
Cerrando la 14 temporada de "Los conciertos de Tarde en el Palau", hoy actuaba el Coro de la Fundación Príncipe de Asturias.
Y esta tarde es consecuencia de una excursión que dos años atrás hice a un pico de la montaña astur-leonesa, el Picu Jariu, guiado cómo no, por mi primo Amador.
Tras coronar la cumbre y disfrutar de las vistas y la compañía, se me ocurrió dejar en el buzón de los montañeros, una nota escrita en el reverso del cartón de una lata de mejillones. No recuerdo qué ponía, sí que dejaba la dirección de mi space del messenger, con la ilusión de que alguien que llegara hasta allí le hiciera gracia y visitara mi página.
No mucho tiempo después encontré en mi space el resultado de mi acción. Una serie de casualidades llevaron hasta allí a una mujer, Mercedes, que además de disfrutar del panorama con la misma emoción que yo, le hizo gracia mi tarjeta y se la llevó de recuerdo. Cuando pudo entró en mi web y se encontró las fotos de aquél paraje tan hermoso.Como no podía ser de otro modo me dejó unas palabras en mi página. Y a partir de ahí nos comenzamos a intercambiar correos y alguna que otra foto.
Hoy nos hemos conocido en persona, porque ella forma parte del coro que nos deleitó esta tarde del Palau. Por ella me enteré de la actuación, y a través del correo quedamos en que sería la mejor ocasión de vernos al fin las caras.
El concierto fue un lujazo.
Conocerla otro mayor. La imagen que en los pocos correos intercambiados me daba se quedaba corta ante la presencia de esta incansable montañera, que vive de la enseñanza y disfruta cantando en este coro.
con otras dos compañeras del coro, y mi prima María fuimos a cenar tras el concierto, para celebrar el especial encuentro. En "La Dolce Herminia" nos dimos un buen festín, que con una impresionante habilidad y disimulo pagó mi recién conocida Mercedes. Buena excusa para que se repita allá o aquí, cierto? Te debo una.
Fue una velada estupenda. Cinco desconocidos cenando como si se conocieran de toda la vida... esas cosas que tenemos los asturianos, bah!...
Casualidades de la vida, detrás de nosotros había dos chicos sentados que al oírles me pareció que eran también de la tierrina, y no solo eso, sino que uno de ellos era el ex-novio hasta hace poco de una de las hijas de Mercedes.
A las doce llegué a casa, tras subir caminando por Rambla de Cataluña arriba.
Y no podía irme a dormir sin dejar constancia de esta tarde tan especial fruto de un papel dejado en un buzón en el Picu Jariu hace justamente estos días, dos años.
La vida tiene estos detalles.
Y son estos detalles, estas pequeñas locuras, las que la hacen maravillosa.
Gracias amiga Mercedes!

1 comentario:

Mercedes dijo...

Evidente querido Wat..., digo querido alumno...: ¡sin acción no hay reacción!
Y pa mí que tienes un don (¿sólo ese?...): sabes propiciar reacciones.
¿Que "la vida tiene detalles"? ¡Pa muestra vale un bot..., ¡digo uno de Argoliviu!
Gracias Sixto, amigo!