sábado, 14 de junio de 2008

Verde que te quiero verde.

Viene bien escaparse de vez en cuando a la tierrina. Tras una primavera en la que no paró de llover, el verde se desborda por todos los rincones. Parece una selva virgen de tan frondosa que está. Al mínimo rayo de Sol que se deja ver, puedes contemplar como crecen las plantas. Lo malo es que además de las flores y los árboles, también crecen los espinos, y éstos si los rozas, pinchan.
Pero yo la he disfrutado. Hasta donde pude. Hasta donde el disfrute empieza a ser dolor. Hasta donde la cruda realidad de aquél día a día que por suerte abandoné, me deja disfrutar.
La causa del viaje no podía ser mejor. Presentar a Nora en familia, y hacer un tributo a los cuatro elementos brindando con cava al pie de un recién plantado manzano.
Carmeneru no había visto tanta gente reunida desde hace lo menos 50 años. Las ruinas de lo que en su día fue un próspero caserío, se alegraron de ver como resurge un brote de esperanza en sus tierras. Nora será la "Escarlata O'Hara", y Carmeneru su
"Tara", la tierra negra que le dará fuerzas y la hará feliz.
Reencontrarme con mi gente, disfrutar del relax de Casa Asprón,de esa media hora de meditación frente a La Santina a las ocho de la mañana cuando aquello no se inunda de fieles y curiosos, de la reunión en Carmeneru y de las espicha en Mestas, y del paseo por Los Lagos... Cada momento fue intenso y lo saboreé como si fuera irrepetible. Tras seis meses de ausencia lo necesitaba. Y me vino bien para buscar un poco de claridad en un momento de dudas que gobierna mi vida.


Casa Asprón


Argoliviu


Desde el Barreu


En Carmeneru

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